En su momento este mini diálogo, debió llamar mi atención puesto que ha aparecido entre mis apuntes. Ignoro dónde ni cuándo le leí.
Aquí está.
«-Tú eres feliz?
-Yo soy inteligente
-Ah, perdona»
A pesar de que quiero creer que le presto poca atención a este concepto, tan difícil de definir, que llaman «felicidad», tomé nota y seguí preguntándome.
Qué es mejor:
¿Ser feliz o inteligente?
¿Qué prefieres?
Se puede ser inteligente y a la vez ser feliz?
Ser inteligente facilita la felicidad?
Nadie pregunta: ¿eres inteligente?
Todos preguntan: ¿eres feliz?
Nadie dice: yo quiero ser inteligente
Todos dicen: yo quiero ser feliz
El calor me calienta la cabeza y con tanto dar vueltas, puede parecer que estoy haciéndole un homenaje a la simplicidad del sonajero.
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Felicidad Misteriosa: Esa torre de papel, esa nube imprecisa, ese pájaro que vuela, ese castillo de arena, ese soplo de viento, esa rosa de un instante. El mes de agosto nevado , el suspiro al despertar, la gota de agua en el asfalto, la corriente del río, la red del pescador.
Felicidad Misteriosa: Madeja que hilvana la quimera de las cigüeñas y las comadrejas. Despéjame, limpia el sendero, la brecha escarchada de un luto dudoso de colorear . Que los abedules acunen las estrellas que esconde la niebla. Tráeme los cuentos que cuentan y cantan el escurridizo secreto de las arañas. Deme una hebra del tapiz que teje Penélope y yo continuaré latinando liturgias:
La lujuria lidera la liturgia
Lengua líquida lisonjera
líbame
lentamente, lujuriosamente
Lelicidad
líame los lienzos lisos
latiendo locos
Luciérnaga lúbrica ligando la luna
libera la luz
lía la libido
Libélula libre
leve ,
lejana levita lenta
lúcida
lava la línea límite
la lanza lejos.
Lee lo leído lúdicamente,
líricamente.
Lejos.
Lejos, ladra la luna
lunática Lelicidad.
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