
«En la profundidad del invierno finalmente aprendí que había dentro de mí un verano invencible».
Albert Camus.
«En la profundidad del invierno finalmente aprendí que había dentro de mí un verano invencible».
Albert Camus.
mosquitos, un vacío negro como la noche y una piel áspera como lija.
Hay nubes grises, silencio, aire
seco, mosquitos, un vacío
negro como la noche y una piel
áspera como la lija.
Llevo el tiempo en la mano.
Ironía ven.
Que sólo tú me
salvas.
OBRA/ LEONORA CARRINGTON
Mi voz.
Mi voz es un continente que se desplaza. Una orquesta que llueve mayos. Una danza entre suburbios y arrabales. Un océano repleto de añoranza y barcos encallados en una isla vacilante.
Cuando la imagino planeta, pienso en los gorriones, el cormorán, en un manojo de espigas desmayadas junto a la valla de una frontera.
Mi voz.
Como el guijarro humilde del poeta. Ave migratoria perdida
en la tarde de un domingo que
agoniza.
Humo que se alarga, pegado a una canción de Leonard Cohen.
Fotografía/Azurea20
Desde que vivo en
esta casa de árboles
de río y de ramas,
ventilo mi silencio
en la ventana.
La primavera se planta
aquí, sin avisar.
Veloz,
como un rayo.
Milagrosamente
brotan mil colores.
En esta ciudad las
estaciones no avisan.
Llegan,
extienden su manto
y nada importa
lo que marque el calendario.
Y tú piensa.
Y tú adivina.
FOTOGRAFÍA /AZUREA20
Ahí, extraños.
Fantasía, imaginación, destellos
cosidos a un cuento inventado.
Entramado sin guión.
Soporte construido con flores
ajadas a punto de derrapar en
un campo de ortigas.
Ni el hielo ni el mármol arden; si
lo hicieran darían tanto frío que
el cuerpo se haría escarcha.
Ráfagas artificiales que
desaparecen con el crepitar de
la luz del día.
Castillos de arena a merced del
capricho de las lunas.
Río que ha llegado al mar.
FOTOGRAFÍA/LEOPOLDO POMÉS
Seráfica Sofía sueña sola
Soberana sabor sabio saborea
Sutil saliva seda su savia
Su sacristía secreta
Su sábana sitiada
Su sed salada
Sus sumas
Sus simas
Sexi
seduce
salvaje, satánica, silábica.
Sólo suya su sombra satinada
Sólo suyo su sinfónico son soleado
Sólo suyo su señuelo sabroso.
Secuela sanada
Sacrificio sacrílego
Sollozo suturado
Salvación sellada
Sideral será su soplo suave
Su silencio sabio.
*********
Publicado en mi blog «Un puñado de canicas» el 19 de junio 2015
Galopa el tiempo
por mi cuerpo.
Galopa, galopa y galopa
censor
vigilante
juez.
Contenedor de miedos
que galopa.
Podría demorarme en tu frente,
plantar un valle de cerezos,
un macizo, un seto de albahaca
y convertir en humo cualquier
dolor inútil.
Podría transitar todos
tus hemisferios,
dejarte caer en un charco,
abrazar una nube,
hacer de ti una mariposa sin
alas, un águila errante, una
naranja sin aroma.
Un rastrojo joven.
Un agujero por el que se escapa
el mundo.
Un manantial sin ritmo.
Podría inmolarme en medio
de la plaza,
hacer correr los instantes,
plantar un árbol
en la orilla de la noche.
Esperar.
Podría dejarte sin mar, sin surco
que te dibuje, sin forma. Escribir
las palabras que escondo
y con ellas amueblar el suelo, el
tejado
y parte del cielo.
Podría hilar un hilo
amarillo y
coser el miedo,
anidar en tu cabeza,
respirarte, dejarte sin memoria.
Hacer un inventario de
cicatrices, un alfabeto que narre
la historia de quien eres. De
quienes somos.
Podría escribir mil preguntas en
el aire. Dormir en tu mochila,
trenzar tus dudas
y hacer un diluvio en tu
desierto.
Podría entregarte mi cuerpo
y no me encontrarías en él
Podría todo eso y más,
pero tengo la garganta
seca de pensar y sé que, como
otras muchas cosas, es inútil
intentar fotografíar las horas.
Fotografía/ Henk HONKER
Fotografía/Azurea20//ANENTO//Aguallueve.
Amigos: A ver, que no sé por dónde empezar. No tenía tablet y hace unos días compré una. Intentando hacerme con su funcionamiento he descubierto en el escritorio de mi blog, en el apartado de mensajes, que no había mirado nunca, una serie de comentarios de varios de mis seguidores, los hay bastante antiguos. Imposible responder a todos, porque ya digo, algunos son de hace bastante tiempo. Vuestras palabras son un gran estímulo para mí y quiero daros las gracias.
Si nos seguimos y nos leemos es porque nos gustan nuestros textos, poemas etc. O sea que, vuestros escritos también son valiosos para mí.
Daros las gracias de nuevo y abrazo grande.
Si lo pienso bien no me importa
equivocarme.
Tropezar,cometer errores.
No sabría qué hacer con la
perfección
Además, ¿qué es la perfección?
Definitivamente no quiero ser
perfecta.
No. Y con esta torpeza
tan mía,
tan exclusivamente propia.
Nunca sabré si mis palabras
se enganchan con el acero de
la noche o si buscan el punto de
un atlas donde qudarse.
Colgada del aire, me
tambalea el murmullo del agua.
Y no soy.
Convivo con aplicaciones de
acento atlántico,
me dejo llevar por la indiferencia del ruido
en esta ciudad de piel dura que,
arde en los ojos, a la que no le sienta
bien la profundidad
ni la trascendencia.
Esta ciudad que ni conjuga los
los verbos
ni regala manantiales.
Los videos, las fotografías
los audios,
hacen eterno a cualquiera,
por eso, en ocasiones, fantaseo imaginando
que triunfo en saltos de altura,
siento la levedad de mi cuerpo
mientras alguien graba mis
piruetas.
Y me las creo.
Ya no tengo un alma que perder
ni arcadia que vigilar,
Los poemas viajan solos
desplegados en la arquitectura
del aire
que, sopla por
esqueletos de extrarradio.
Cadáveres insolentes de
cementerios abandonados
en medio de la nada.
En el aire.
FOTOGRAFÍA/AZUREA20
Escribo con mi mano
lo que calla mi boca,
así me vengo del lobo
caníbal que sólo se alimenta
de mi incendio.
Escribo con mi mano
para debilitar todavía más
la derrota.
Para pertenecer al Siempre,
ser espina profunda en la carne,
eco en el viento,
cuerpo, piel y culpa.
Escribo con mi mano
para no quedarme en lo negro,
empujar los miedos
y poner orden al caos de mi
enredadera.
Escribo con mi mano,
para vomitar ríos de tinta,
vaciarme del agua estancada
ser vaivén en vuelo y
sabiduría impresa en la piedra;
porque quiero crecer en el desierto
caminar descalza en tu silencio ,
celebrar la lluvia, y desordenar
el lienzo de las horas.
Escribo con mi mano
lo que calla mi boca.
Mi boca muda,
sin voz ni idioma.
Ni lengua,
para decir lo que importa.
Escribo con mi mano
lo que calla mi boca.
«Las relaciones entre las mujeres, me dije, evocando rápidamente la espléndida galería de personajes literarios femeninos, son demasiado simples. Es demasiado lo que se deja fuera, lo que no se dice. Y traté de recordar algún caso en el que se presentara a dos mujeres como amigas. Se intenta en Diana of the Crossways. Y hay confidentes, por descontado, en Racine y en las tragedias griegas. De vez en cuando son madres e hijas. Pero todos los libros, casi sin excepción, presentan a la mujer desde el punto de vista de su relación con los hombres. Era extraño pensar que los grandes personajes literarios femeninos, hasta los tiempos de Jane Austen, no sólo se mostraban a través de los ojos de los hombres sino en relación con ellos. Y eso constituye una parte muy pequeña de la vida de la mujer; y qué poco sabe un hombre incluso de esa pequeña parte, puesto que la observa a través de los cristales negros o rosados de la condición sexual. De ahí, tal vez, esa naturaleza tan peculiar de las mujeres en la literatura; los sorprendentes extremos de belleza o fealdad; la alternancia entre una bondad celestial o una depravación diabólica.»
«Una habitación propia«
Virginia Woolf
*************
No sé si soy buena o mala feminista, lo que si sé es que soy feminista. Otra cosa es que practique la obediencia ciega a la ortodoxia de turno. Pues bien, partiendo de aquí entiendo que la vida de una mujer es más que su relación con los hombres. En ocasiones, me da la impresión que ese «más», de alguna manera, sigue ignorado por el feminismo de hoy.
Hay situaciones y circunstancias de mujeres, que ni se mencionan en ningún debate feminista.
Fotografía/Rui Paglia
«Ser poeta significa utilizar las palabras como un trampolín hacia la nada, pues la belleza no es nada, salvo un vacío perfecto».
Acerca de «Sueño con mujeres que ni fu ni fa» de Samuel Beckett.
******
A veces…
A veces el aire cambia de pensamiento y se enreda en piruetas enlutadas, como un salto de ajedrez. Fichas en un jaque mate simulado. Una suma falsa desdibujando futuros desfigurafos , deshabitados, rodando por estaciones con trenes lisiados de traqueteo lento que, lentamente consumen plegarias, perdidas, junto a los que no van a ningún lugar.
Traqueteo lento.
Imagen bajada de la red
Tantos años dedicados,
sistemáticamente,
a volar todos los puentes.
De pronto, aquí estamos,
uno frente al otro.
Exhaustos
nos miramos asombrados,
estupefactos por nuestro poder.
Desconocíamos,
allá por ayer,
que llegaríamos a convertirnos
en púgiles de nosotros mismos.
Que hermoso es el dolor
y este erial llamado cuerpo,
y esta devastación mutua,
minuciosa,
delicadamente sedante,
que bebemos a sorbos breves
esta tarde.
Aquí nos dejó el vendaval,
desmembrados y más viejos,
eso sí, afanados como nunca
–como siempre —
en irnos suicidando solo un poco
como esas palabras esdrújulas
que se desmayan antes de decirse.
Como los dignos desertores que somos
del amor y de la vida.
Carmen Ruiz fleta.
IN MEMORIAM
Saura ha ofrecido una oda a su tierra desempolvando la jota, mostrándola al mundo perfilada y limpia de ese cascarón cazurro y rancio al que siempre ha ido asociada.
Me gustó la película. Me gustó y en algunos momentos me emocionó, no solo por su belleza, que también, sino por los guiños a personajes aragoneses como Paco Rabal en su papel de Goya en Burdeos y sobre todo ese “Rosa Rosae” de Labordeta acompañando imágenes de la vida y de la Contienda Civil. Magnífico gesto redentor para la jota y para todos nosotros. Porque la jota, como casi todo, durante años tuvo dueños, dueños revestidos de autoridad analfabeta y patrioterismo quincallero : Ellos, los vencedores de aquella guerra maldita. José Luis Melero, hijo predilecto de Zaragoza y reconocido bibliófilo escribe: ” Muchos años he tenido que sufrir las finas ironías de mis amigos por mi insobornable afición a la jota, pues no eran pocos los que pensaban que ésta era algo del pasado, que sintonizaba y simpatizaba en exceso con los aires marciales de un régimen político que siempre vio en ella el canto de una raza, y que en realidad no era sino un vehículo de transmisión política que siempre apuntaba hacia una única dirección: la derecha naturalmente. ¿Tenían razón mis amigos?. Durante años creo sinceramente que sí. Solo un aragonesismo a prueba de bombas como el mío pudo resistir tanta zafiedad durante tanto tiempo. Todavía en los años 80 y 90 se seguían cantando sin rubor algunas coplas escritas por el bando vencedor, como algunas de Abad Tárdez. El más rancio nacionalismo español había encontrado en la jota campo abonado y durante años y años tuve que sufrir cantas que hubieran servido de broche de oro a cualquier mitin de Queipo de Llano, ejemplos como: “Quien oyendo viva España/con un viva no responde/si es hombre no es español/y si es español no es hombre/. El mal gusto y las coplas reaccionarias eran también habituales:”si te pega tu marido/no te debes enfadar/te pega porque te quiere/porque te quiere pegar”. Además la Jota era confesional y la sobreabundancia de coplas religiosas ponía de manifiesto, un día sí y otro también que el laicismo no había llegado el mundo de la jota. Todos hemos oído miles de veces la cantata “la que mas altares tiene” y nunca, ni una sola vez, oí en el Principal, una copla también tradicional como ésta: ” Si vas a misa por verme/ no vayas a la mayor/ni tampoco a la primera/porque a misa no voy yo”.
Soy aragonesa, pero ni canto, ni bailo la jota ni soy jotera. Conozco bellísimas coplas de vida, amor y libertad que me conmueven, las he descubierto en el andar de cada día. Estoy segura de que mi madre nunca me acunó a ritmo de Jota. En cuanto a mi padre solo en una ocasión, una boda, nos sorprendió a todos arrancándose con una voz muy bien modulada, suave como una caricia, con esa que dice: “asómate a la ventana/cuando venga de la siega/asómate a la ventana/que a un segador no le importa/ que le dé el sol en la cara» .https://www.youtube.com/watch?v=2cEWyRzaIJQ. Mi padre nació en 1926, luego en el 36 tenía diez años. Un niño. Un niño que seguramente ensayó alguna copla casi en silencio, pero ni hoy ni ayer mi padre va por una jota de aquí allá. Las marcas de la infancia no se borran fácilmente y tal vez èl, no ha podido dejar atrás aquél tiempo sin comprensión. «Rosa Rosae» la Jota de todos.
Este post fue publicado en «Un puñado de canicas» el 17 de octubre 2014.
Fotografía/Tania Brassesco y Lazlo Passi
Desde mí.
Desde mí,
sin saber dónde estoy.
Como un una prenda
cruzada que no
tiene fin
recorro la tarde
pensando en bandadas,
soplar semillas y cumplir
deseos.
Tal vez hago como
que escribo
asomada a un acantilado
con un pijama de angustia,
al tiempo que, tú retocas las
velas de un barco
naufragado en mares
muertos.
Y me da por pensar
que
buscas nombre
para tu nave,
mientras ella navega
hacia un atardecer,
camino del mercado de la miel de Auberbylle.
Allí,
donde el mar
aún existe,
donde se oye el
canto de las
sirenas
y donde a los recuerdos
les faltan dientes
para morder la vida.
La tarde.
Justo a las siete.
Cuando el cielo
se volvió ciruela
calceté endecasílabos,
todos salieron de nieve y con
ojos de búho.
Los saqué al balcón y pasaron
la noche criticándome.
!Ojito¡ qué os estoy oyendo, les grité, pero nada.
Cría cuervos…
***
El ser humano es extraordinario
aunque hay algunos que casí
no se les nota.
***
Tengo un retraso amor, le dijo
mi prima a su novio. Y él. Sí, ya te vi ayer escuchando a Bisbal.
***
El caos se parece al orden ordenado por los ordenantes.
***
Ya no me deshago la cabeza preguntándome qué es la felicidad.
Prefiero asar castañas y dejar que la hierba crezca a su ritmo.
***
Y la belleza. ¿Qué me dices de la belleza?. Mi vecino opina que la belleza son las rotondas.
***
Hace unos días, la presidenta de un banco manifestó su preocupación por los más vulnerables . Y la gente, que es mala y malpensada , venga a charrar y poner verdes a los bancos. Yo no tengo la menor duda de que su gran preocupación son los «pringaos».
«Pringao» y vulnerable debe de ser lo mismo o parecido.
***
.-¿Tú crees que me sentará bien esto?.
.-¿El qué?
.-Trabajar sin ganas.
***
Se veía venir, el día preparaba una noche sin luna.
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LA IMAGEN
“L’Annunciazione”. Mi artista callejero francés favorito, Zilda, es de Rennes, Francia, ha creado esta increíble obra clásica del Renacimiento en Nápoles, Italia.
´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´
.
En mi familia varios cambiaron con la demencia. Aprendí en ellos la cordura que devanaba su lenguajes, me llevaban hacia un pasado fantasioso con llamas amenazantes, sus miradas perdidas y solo imaginaba las chispas en sus ojos.
Algo emocional profundo me traía el contacto y el calor en sus caras y sus manos, hasta esos momentos perdidos tras su pared de lo ido a lo más ido. Jerónimo Alayón me ha llevado hacia el más misterioso y profundo interior de mí mismo, me ha desafiado a escarbar el presente en aquellos instantes cuando intente traspasarlo hacia una imagen de ese destino de un final incierto.
Lo leo y le agradezco cada vez lo que ha publicado en EL NACIONAL
DEMENCIA, TIEMPO Y AMOR
Por Jerónimo Alayón27 de enero de 2023
Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar.
Antonio Machado
Ver la entrada original 955 palabras más
«…llevo toda mi vida persiguiendo la frivolidad, sin alcanzarla nunca. A veces pienso que tengo cierta incapacidad para ella» Sergio del Molino. Autor, entre otras obras, de «La España vacía».
«La frivolidad es positiva, nos enseña a reírnos de todo»
«…la frivolidad es lo que te permite vivir». Yasmina Reza. Autora, entre otras, de la obra de teatro «Art» y «Felices los felices» .
Escribo tonterías.
Las tonterías y la frivolidad me ponen alas.
Un aeroplano sin brújula.
Amanezco mariposa que revolotea sobre la alfalfa verde.
Que fabriquen el sillón de la frivolidad y una almohada repleta de tonterías.
Yo quiero uno .
*A diferencia del autor de «La España vacía», yo sí que logro momentos impagables de gloriosa frivolidad.
Un día las palabras huirán
distraídas, con sus cuentos y avatares cosidos al viento.
Ya no habrá notas para el amor o el olvido,
tomarán café en el bar
de las mujeres tristes
y olvidaran dar nombre a la alegría.
Dónde se escondió la palabra boca, ojos, manos, abrazo, deseo, desprecio…
Hermano, amigo.
Dónde
¿Y la senda de los pájaros?
Dónde viajó la palabra tren, laguna, libre, albahaca.
Dónde escapó el colibrí que giraba sobre el ara del altar
Dónde se fueron.
La piedad quedará sin nombre y
habrá que recorrer sombras oscuras
hasta dar con la palabra agua, con la palabra tierra. Con la palabra libertad.
Las verdades andarán confundidas
entre tantas letras sin destino.
Ruido anónimo será la música de los de los océanos.
Desorientadas.
Inexorablemente perdidas entre la sal de la nieve.
Las palabras.
*
Hoy ha llovido.
Se han paseado los perros.
Las calles con sus esquinas
afiladas y brillantes
reparten espinazos
quebrados.
Tropiezos de andenes
que no llegan a ningún lugar.
El perro sigue olfateando
el paisaje gris
que bulle
y bulle para coser, frenar o censurar
el pensamiento;
nunca se sabe.
El autista grita su plegaria.
El tejedor // con afonía de cántaro viejo // interpreta su música
rodeando el éxtasis de la fiebre
y el viento
se cuela
con risa de ausente en
el ojo de la muñeca
tuerta.
Hoy no habrá más oraciones.
Hoy no habrá poesía.
Un muro sin ventanas llevo
Una rendija de sol que me dibuje
Un rayo de mil destellos
Una luz que no me ciegue
Y la eternidad
azul
al alcance
de la mano.
Aquel azul.
**»Estos días azules y este sol de infancia» A. Machado.
El pájaro entre cuervo y urraca
mueve sus ojos de lector lento
mientras picotea la hierba febril
Terrosa y calva
Temblor de lluvias y estíos
El pájaro tiene el contagio
del plomo en la alas
como todos los habitantes del gueto
Nada significa la señal en su pecho blanco
girón de una sábana desgarrada
que bien podría ser
pañuelo inmaculado para llorar
o bandera que detiene una guerra
El gueto se nombra inútil
y la mancha blanca también
Inútil
porque Nada será Siempre
Como el amor de las cigarras
Como el collar de misterios
Como el crujir del tiempo
Como la lentitud de la tierra
Mas el fuego
no dejará de arder
hasta donde el sol se esconde.
A veces los poetas ( yo no soy poeta) retoman sus poemas. Presentan una nueva versión. Es lo que yo he querido hacer con el texto «Gueto calcinado» . Un «poema».
Amigxs. Después de todo este tiempo compartido he decidido descansar una temporada de «La bancarrota del circo». Como soy algo imprevisible, ni yo misma sé el tiempo que me voy a dar. Ha sido un placer coincidir en este periplo, os doy las gracias por seguirme y un abrazo grande.
Fotografía/ALBERTO RODRIGÁLVAREZ
Yo sólo doy voz a tu llamada
acudo al son de danzas invisibles
aunque de vez en cuando lluevas aguaceros
Un día volarán lejos donde su fortaleza los lleve
Que no te culpen las horas
Quiere tus manos secas. Tus uñas rotas
Vibra con la brisa que abraza los juncos
Ella sabrá qué hacer
Y la sabiduría junto al árbol de brazos caídos
con la piel desnuda frente al mar de náufragos
estallará la palabra.
POEMA COLECTIVO
Me abrasa tu silencio húmedo. Me estremece verte así , muda, casi inerte, con esa señal que dejan las lágrimas solitarias. Las paredes descuelgan un luto invisible, y un silencio ensordecedor me recibe con la premura de un barco apunto de zarpar. Los recuerdos lo cubren todo, como un océano de niebla. Me duele la ausencia con un dolor sordo y profundo; en cada objeto reverbera la añoranza como una plegaria cosida al viento. No me revuelvo contra nada, un río siempre muere, solo el mar va y vuelve. Pero me entristece que el tiempo acabe engullendo los recuerdos con la avidez que engulle la belleza y al final solo seas ceniza y un folio en blanco. Guardas escritas historias de la Historia que, sospecho, nadie, excepto yo, ha querido leer, o mejor no ha querido olvidar. Nunca se borrarán las voces ni la vida que te construyeron. Eres la senda por mí transitada en la cuerda de los días. En ti flota mi voz ,mi extrañeza, mi seriedad. Mi rebeldía oculta. Mi negación firme. Mi disimula escucha. Mi fingida ignorancia. Mi personal escondite .
Las huellas de los que te habitaron quedan ahí para siempre. Eres mi Arca de la Alianza. Guárdame en tu secreto.
Hay muchas cosas que ya no existen.
Por ejemplo la enramada de los balcones. Ya no existe.
Tampoco existe el hombre que bailaba la noche de San Antón alrededor de la hoguera. Bailaba una danza primitiva, racial. Un breve instante de gracia iluminando un cuerpo arrebatado.
De él me cautivó su gesto de sentirse perdido en el mundo, su manera de liar un cigarrillo y sus dos asteriscos subversivos iluminando la esclavitud de la noche. Cruzaba de puntillas la escarcha para no herir su belleza, siempre con la misma canció ausente de frío enero. Como cuando sin saberlo se intuyen caracolas enterradas en el secano.
Tuvo un amor que no fue de caracolas, ni de río .Era más bien de nieves de abril de vientos de marzo. Un amor distraido, volandero, sin pasion ni versos. Un amor en el que solo crecían ramas desnudas. Un amor de juguete .
Una tarde de otoño prematuro concluyó que, en su vida, la felicidad no hallaba aposento, de modo que entre la estepa y los nogales abandonó el fracaso, colocó un ramo de mirtos asustados en el atril del salón y se refugió en «El libro del buen amor». Sólo buscaba una mota de consuelo.
Fue aquella noche en la que yo me puse unos abalorios negros en señal de luto.
Lo que ya no existe.
Cuando nos ocupa,
lo que yo llamo alegría,
hay campanas repicando en algún lugar de la tierra .
En un lugar en el que la lluvia
es suficiente para que
la soledad resuene.
Lo que está dormido se despierta
y un destello de luz trepa
por la pared,
tan muda, tan blanca,
ella.
Cuando me ocupa la alegría
logro olvidar que fingir
felicidad es la nueva tristeza.
Nubes apelmazadas.
Un acolchado gris tapiza la bóveda celeste.
Plomo desplomándose
sobre la tierra desolada
sobre los tilos anhelantes
sobre la tristeza simple
sobre el vagabundo que,
como un saxofón agónico,
llora frente a un desfile de vestidos
de novia.
Hasta ayer se desplomó el sol
Todo parece dispuesto a desplomarse
Me pregunto si también se desplomará el cielo.
************************************
…Y un ¡¡¡OLÉ!!! glorioso por mis abuelas que fueron más que reinas y nadie se enteró. Que lo sepáis.
Lo peor de envejecer es que no se envejece» Óscar Wilde.
«No consigo incorporarme a mi verdadera edad. No entiendo cómo he llegado a esto. No atino a descubrir en qué momento de mi juventud me perdí, cómo caí en el agujero de gusanos espaciotemporal que me trajo hasta aquí. La edad es una traición del cuerpo; por dentro, como sostenía Wilde, nunca se envejece.
La niebla va bajando y todo se desdibuja mientras tu ser más íntimo, aquel yo emocional con el que te identificas, que es y será eternamente joven, se repliega poco a poco a un rincón cada vez más remoto de tu cerebro». Rosa Montero
«Definitivamente no me gusta la cordura. Imita demasiado a la muerte. Prefiero la locura. No la que se padece, sino la que se baila». Christian Bobin
Del libro «El peligro de estar cuerda» de ROSA MONTERO
Un viernes cualquiera
extiende la claridad de la hora su eco inmenso. El eco raya la tarde y la luz. Nadie espera nada. Miles de ojos contemplan un día que se parece al de ayer. Ayer la tarde extendió un mismo eco, una misma claridad. Idénticos. No obstante todos siguieron con sus útiles de cortar cañas, de vender garbanzos, de airear las sábanas de hacer cosas que no son lo que parecen. Un amor pegajoso, igual que ayer, sigue enroscado, como un ciempiés , en la nuca rapada del joven bicolor. Allí duerme o agoniza. Lo ignoro.
No puedo apartar mi mirada de ese ciempiés que parece muerto de hastío, justo ahí, en el punto exacto en el que se hunden los barcos.
*********
Destaco ese «ENROSCADO» porque estaba muy mal «EN – ROSCADO»
Siento que puede haber muchas como estas. Soy muy mala en el «tecleteo».Por más que lea y relea los textos no lo veo. Despues de no sé cuántos días me he percatado del «enroscadillo» ¡¡¡Qué cruz!!!
«Ser un instante»
Yo recuerdo un instante en que París caía
Sobre mí con el peso de una estrella apagada.
Recuerdo aquella lluvia total. París es triste.
Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo.
Rafael Guillén
Tú que me matas, hoguera seca.
Debería inventarme un lugar, un paisaje de vientos, un cruce de caminos, un nido de metáforas escandalosas. Por ejemplo, inventarme un huerto. Un huerto con ventanas que miren al olivar cuando era grande, que vuelvan a renacer olivos de plata, un afluente del mar, un sendero de paso con árboles parlanchines. Las hojas de los perales de invierno, las culebras del agua , las piedras planas del río.La sombra de la higuera. Qué sé yo. Un lugar que no me rinda, que no me mate como este fuego sin llamas. Hoguera sin música, sin sortilegio, sin conjuros de amor. Igual un café de hombres solos,con olor a mala suerte, abandonados a esta canícula de agosto que nos deja sin un balcón donde coser y descoser el vuelo de las cigüeñas.
Cuando la cabeza está entoldada. Entoldada.
He pasado la tarde dudando entre quitar y poner los toldos. El toldo en verano siempre está presente. Entre toldo y toldo, he acariciado el abrigo de plumas imaginando el invierno. He querido recordar el frío y aquellos días en los que me tomaste por loca. Aquellos en los que yo nunca te hice notar cuánto alucinaba con la insistencia de tu péndulo hipnotizador, pretendiendo que la mesa levitara. Nada me parecía extraño, pues entiendo que a cada cual nos acompaña nuestra rareza y nuestra pedrada. Una mujer, un hombre sin rareza ni pedrada es como una feria sin algodón de azúcar. En fin, que yo puse todo mi empeño en inventarme nuevas extravagancias para justificar tu sorprendente convicción. Porque lo merecías y porque fuiste el único que destapó sin remilgos lo que siempre quise ser. Loca. Desde ese momento lo mío fue una constante transformación: ridícula, me vestía con claveles y lirios llenos de esencia, una tarde me dio por conjugar el verbo abolir, en otra época me obsesioné con el lenguaje de las vetas de mármol de la encimera, y aún ahora, a veces, me da por pensar en cómo estarán las decisiones que nunca tomé. Lo peor lo más llamativo fue, que durante más de un año, sin querer y sin poder evitarlo, volvía y volvía a declamar en el rellano del tercero estos versos abrasados que tan oportunos son para cualquier despiadado agosto .La pasión acalora y nada más acalorado que este verano que nos tiene ardidas las entretelas
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
Se abrasa lumbre con lumbre
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.
-¡Ay, qué sin razón!.
Qué sin razón de calor
que me nubla la cabeza
y me arrastra por las calles
abrasándo las orejas.
Cuándo llegarás enero
con tus cierzos y tus nieblas
y te comerás el sol furioso
que estamos de él
hasta las cejas.
El texto en cursiva es un pequeño fragmento de «Bodas de sangre» de Federico García Lorca.
Hoy el sol se ha
levantado rabioso
despiadado.
Pronto dejará a los
árboles desteñidos, marchitos.
Pronto se comerá
su frescura
su fortaleza verde.
***
Hace tiempo escribí este «poema».
Estos días el sol nos abrasa y el fuego (fenómeno sobre el que existen distintas teorías, que van desde ciertos intereses en que se produzca, hasta que puede haber alguien que lo provoca) arruina todo lo encuentra a su paso, aunque yo no creo que los incendios que se han desencadenado en estas jornadas abrasadoras hayan sido todos por esas causas. Ahora bien, aparte de la tragedia que el fuego ha ocasionado, no se puede negar que, con nuestra forma de vida, estamos esquilmando el Planeta y que cada vez son más largas las sequías, huracanes, temperaturas extremas, contaminación de las aguas, pendamias que se anuncian como algo con lo que hemos de convivir, lluvias torrenciales que arrasan con todo, deshielo de los cascostes polares etc.
El Planeta parece advertir a los hombres :
Os arrojaré de este paraíso que os di para vivir la
Armonía en él.
Vuestra inteligencia no ha sido capaz de entender que sois Uno con el Todo.
Gotas del mismo océano.
Mortales,
como la mariposa,
como el león, como el águila, como la hormiga.
Como la hormiga.
Nada más.
Nada de reyes.
Nada de amos.
Nada de dioses.
Caerán del caballo todos
los ginetes
y en el desierto
no crecerán amapolas.
El día menos pensado.
Ese día en el que lleguen las cosas
que nunca creímos que iban a llegar.
Joseph Roth lo dijo mejor: «En aquel día milagroso, de todas partes surgía la salvación»
Gueto calcinado.
El pájaro, entre cuervo y urraca, mueve sus ojos de lector lento mientras
picotea la hierba febril, terrosa y calva . Desmayada, vencida. El pájaro tiene el contagio del plomo en las alas, como todos los habitantes del gueto. Nada significa la señal en su pecho blanco, girón de una sábana desgarrada, que bien podría ser pañuelo inmaculado para llorar o bandera que detiene una guerra.
El gueto se nombra inutil y la mancha blanca tambien. Inútil, porque Nada será Siempre. Como el amor de las cigarras. Como el pájaro, como el crugir de la piedra. Como la hierba parda. Mas el fuego, no dejará de arder hasta donde el sol se esconde.
«Escribimos y escribimos porque aquello de lo que queremos hablar no está»
Samuel Beckett.
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//Parafraseando a S. Beckett.
«Escribimos y escribimos para ver si alguna vez logramos decir lo que queremos».
Aquí.
Llueve.
Sale el sol y hay sombra.
Hace frío, un frío que se hunde en el hueso.
La superficie no interesa, hay que llegar al hueso.
Tu silueta enciende la hoguera
quemando el aire
y un olor de atardecer miedoso deja el silbido en la cicatriz de la tierra.
La tierra que guardo en mi mano
derecha.
En la izquierda sostengo un puñado de hierba húmeda que
mece lágrimas de la marea junto al estupor del caos que todo lo gobierna.
Mira cómo camina entre el estallido de verdes,
agua clara y lengua extraña.
El caos
ahonda en el hueso.
El caos teje una alfombra de flores envenenadas que trepan hasta mi boca,
cueva de pájaros de otro mundo, navíos ciegos,
solo, para hablar de una quimera que se alarga, como
un sendero mestizo.
Una quimera sin sacrificio que la redima.
Una quimera que arrastra la fragilidad de los barcos de un mar sin olas.
No, no quiero un asidero de humo que me sujete aquí.
Sólo quiero que el aire me diga cómo me llamo
y que se lleve las flores que lo envenenan.
Hoy, después de dos años, me he sentado a desayunar sola en un cafetín. No, no creo que haya recuperado una viejísima costumbre. Simplemente se ha dado la circunstancia. Me he transportado: sonidos diversos, chasquido de platos, tazas, jóvenes camareras que van y vienen. Una ruidosa algarabía que no me molesta. Me gusta sentirme rodeada de voces, como una gata en su sillón favorito . Es milagroso, durante años lo consideré el mejor momento del día. Feliz en mí misma. En ese instante, sola yo, con el ruido del mundo. Esos lugares me inspiran. Esto solo lo consigo por la maña, un café y lectura, sobre todo periódicos. Preocupante la necesidad de mi dosis diaria de mentiras o medias verdades, y alrededor el mundo con su blablablá. Por momentos me sobrevuelo a un lugar que ni yo misma reconozco, floto, me olvido de todo lo que no quiero recordar. Desaparezco. Ahí , donde acostumbran ,quedan todas las cosas, envueltas en la roñosa realidad.
Mi musa, pícara con sus ojos de avispada comadreja, se ha marcado unos pasos de claqué, y en plan confidencia, muy cuidadosa con el lenguaje inclusivo, me ha aconsejado: «Ciela mía, te veo casi feliz, yo creo que deberías volver a las andadas.»
Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.
Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
Rulfo: ¡Qué amable! Usted dígame entonces Juan.
Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.
Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, cómo ha estado últimamente?
Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
Rulfo: ¿Cómo así?
Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichados que seríamos si fuéramos inmortales.
Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.
Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
Rulfo: Así ya me puedo morir en serio.
***No he podido resisitirme ante el diálogo entre dos autores para mí geniales.
Suave como un revuelo de
palomas llegaste para remover
una tierra ocupada.
Ni trinchera, ni machete ni fusil,
solo un poema herido de suave
abandono
escrito en la pared,
como una mosca espía,
vigilante
tenaz del misterio de la noche
yerma.
Solo yo sabía leer
la risa de mi padre.
Nadie sabe leer mi risa.
Leviatanes comen ponzoña sin atragantarse,
ignoran que sus disparos rebotan en tu cabeza
liberando barrotes de la ventana roja.
Sabes que te atribuyen amantes que no tienes
poderes que desconoces
y jardines que nunca has pisado.
También te atribuyen la fortaleza de la roca
la frialdad de los glaciares
la indiferencia de la nube.
Eso dicen.
«Ella puede con todo, podrá con todo»
Eso dicen.
Lo sabes porque sientes sobre tu espalda
sus manos como tijeras que cortan la respiración.
Sus lengua enroscada en su propio vacio
amasa una lumbre envenenada
que seguro esparcirá pétalos grises contorsionados por el dolor.
Esqueletos de pájaros con nidos de ceniza
inútiles para alzar otro vuelos que no sea la idiota realidad.
Seguirán con sus camas de hojalata, sus vasos mellados, sus estantes sin historias
su pobre mirar limitado.
Sus ojos de barro.
Su boca sin sueños.
Su olfato de lobo depredador les dice que
hueles a desorden, a pregunta sin respuesta, a ecuación sin reglas fijas.
Nunca sabrán que puedes colocar cada cosa en su lugar.
Cada palabra como dardo de excesiva cordura
y que tu sitio está en un espacio lejos del suelo
con vistas más allá de todos los cielos.
***Recordando este post del mes de agosto del 2020.
Desaprovecho las hojas, las cuadrículas cuadriculadas. Desaprovecho el día y me pongo a pensar primaveras, ahora que ya todas quedan lejos . Nada de lo que llegue llamaré primavera
…y este invierno que se acerca más desnudo, más callado que nunca. Taladro silencioso que ahonda en el hueco que no se ve.
Invierno,
muéstrame la flor blanca andando por los senderos de grava gris.
Caminos de cañada con fantasmas perdidos por los carrizales secos.
No sé por qué nadie oye ese murmullo. Esa letanía monótona como la lluvia de un desierto.
Párate,
pon tu oído de pluma y escucharás la oración de los que nunca duermen.
No habrá primaveras.
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Mi ordenador va a lo suyo. Escribe y hace lo que le parece bien. » ha pensar» que con esa «h» tozuda como una mula es mucho más que pensar…No es pensar. Es otra cosa. Por más que la he corregido, a la chita callando ahí seguía como diciendo: «P’a chula yo». «H» tenías que ser.
Carlos Sanz del Amo. Ha pasado algún tiempo, pero tus gestos surgen, tus excesos se recuerdan, tu bigote serpentea. Te sientas a nuestra mesa. Eres el rey. Intervienes, nos reímos como locos…
Ahora que, como los elegidos, vuelas sin límites. ¡Va por ti!
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Vivir era una fiesta ,
la vida estaba para comérsela a dentelladas
Intenso.
Si la urgencia permitía la calma
cenar un bocadillo a los dos o las tres de la madrugada
era la celebración de una misa.
Mantel de plata sobre el altar.
Cáliz que desborda la
escena.
Parafernalia del rito.
Así todo.
Su perro Nemo y él llenando la Gran Vía.
¡Cuidado!.
Que muerdo.
Que muerdo y abrazo.
Que la vida no me llega.
Más vida.
Zancadas de fuerza, alegría de existir.
Nemo y él. Iguales.
El paseo se ensancha,
los álamos reverdecen.
el cielo detiene las horas.
Vida.
Una furgoneta para
recorrer el mundo.
Desafiar los picos más altos.
Bailar hasta el amanecer.
Reír hasta romper el ruido.
A los 50 , cuando la fiesta
languice,
cuando se opaca el brillo de las cosas
cuando la cruel realidad se inclina
y nos da un beso helado
se fue.
Se fue dándole la mano al agua.
Su barca
junto con su sombrero
llegaron solos a la orilla
y nos dijo adiós.
Nos dijo adiós brindando.
Brindando por la magia
que destaca por encima
de la confusión de la vida.
De qué escribiré mañana
¿De la lagartija
que busca la luz
en la pared encalada?
¿De balcones habladores
con arañas de encajes
y celosías?
—– – Quiero ser latido del mar.
Alpargata
de esparto,
llévame a oír el canto
del colirrojo.
—– – Ondularme de infinito
abrir las puertas
derrumbar los muros
bajar al sótano
de las mariquitas de luz
de las luciérnagas
ciegas
que oyen el eco
de la campana
que solo tañe
al viento Sur.
El sur que queda allá
tan lejos.
El sur templado.
El sur de la copla
el de la bulería
la soleá y el fandango.
El sur del Cristo
de los gitanos,
caracolas encendidas
antorchas
caladas de alfileres
de mantones
de peinetas
y mantillas.
Gitanos de pies descalzos
dientes de plata
y la sangre ardida.
Sur que surge del
hondo
de la marisma.
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Susceptible de ser revisado y retocado cincuenta mil veces.
El «poema» me dice que lo deje en paz, ¡qué ya vale!. Que lo tire a la basura, que lo cuelgue de una percha o que lo saque a la ventana. Que se niega a seguir siendo borrador.
Pues nada, paz y tranquilidad quiero. Aquí te cuelgo.
«Algunxs como yo andamos presxs de la fantasía de la ilusión de las palabras… gozamos con su despotismo quienes no queremos pertenecer a otras tiranías».
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Acabo de encontrar este pequeño texto destacado entre mis notas. A veces doy con apuntes que dudo si los he escrito yo o pertenecen a otra persona, es lo que tiene andar «de la mano del aire«. Este es uno de ellos. Pero como me identifico totalmente con él, ahí queda.
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