ENTALTO

Fotografía. Azurea20. Una calle del Tubo de Zaragoza.

Ayer me puse un vestido de picos. Un vestido blanco que pinga por todos los lados. Fatal. Mi vecina que justo  cuando yo salía ella entraba hizo un gesto raro de » dónde irá esta con semejantes pintas» .    Resumiendo, me lo puse porque me dio la gana y porque  es lo único ligero que tengo en el armario. Sin darme cuenta   mi vestuario ha pasado a ser de medio  monja.  Todo tiene mangas: manga larga, manga corta, manga media.  Pero mangas. Y  enseñar,  lo menos posible, que una ya no está para lucir escote. Así que por  la mañana, pasando de lo que hay que pasar, me dije:  hoy el vestido de picos, pues con esta calorina igual cojo el sarampión.  Bien fresca que estuve hasta no sé qué hora en la terraza del “Entalto”, además  con el ambiente y la fauna que hay por esa zona encajé a la perfección,  era como la pieza que faltaba para cuadrar el puzzle . A mí el Entalto  me gusta y su fauna también.  Todos pim pam, pim pam,  dándole, cada uno a su tema  y tan ricamente. Los foráneos del barrio  miran de reojo, un poco recelosos, creo,   pero con la mirada se quedan, miran  porque hay mucha greña, mucho que parece que baila fuera del baile, mucho artisteo, y mucho cultureta, todos de media caña eh,  aunque a veces,  con la media caña se pueden hacer entramados magníficos.  El lugar tienen su punto, en ocasiones  puntazo. Cuando menos lo esperas cualquiera se arranca con una soleá,  un poema o un solo de jazz.  Ayer al medio día, a las doce, justo  cuando  terminó de sonar el ”bendita y alabada sea la hora”, la oración que desde el Pilar puntualmente nos inunda a todos los zaragozanos o no zaragozanos  y que nos hace pensar: “mira, ya son las doce” pues eso,  cuando acabó la plegaria, el Rufo con su pata de palo subido a una mesa se marcó un poema que me dejo flipá, y yo no sé si por las croquetas que me estaba comiendo o tal vez influida por el vestido de picos,  el caso es que  se me ocurrieron una serie reflexiones que  pretendían  ser una composición más o menos  poética y las pobres quedaron   en una retahíla de consejos, advertencias y recomendaciones que más se parecen al inicio de un libro de autoayuda que a un poema. Pero aquí lo dejo. Igual con un pellizquito  de sal y pimienta…

Aliméntate de risas, de sueños, de libros. De amor, de libertad. Haz camino.  Aliméntate de cielos azules, de azules de mar. De amigos, de música. Aliméntate de presente. De tus días pequeños, de tus días grandes. Aliméntate. Aliméntate, y tus miedos morirán de hambre.