Amigos: A ver, que no sé por dónde empezar. No tenía tablet y hace unos días compré una. Intentando hacerme con su funcionamiento he descubierto en el escritorio de mi blog, en el apartado de mensajes, que no había mirado nunca, una serie de comentarios de varios de mis seguidores, los hay bastante antiguos. Imposible responder a todos, porque ya digo, algunos son de hace bastante tiempo. Vuestras palabras son un gran estímulo para mí y quiero daros las gracias. Si nos seguimos y nos leemos es porque nos gustan nuestros textos, poemas etc. O sea que, vuestros escritos también son valiosos para mí. Daros las gracias de nuevo y abrazo grande.
Si lo pienso bien no me importa equivocarme. Tropezar,cometer errores. No sabría qué hacer con la perfección Además, ¿qué es la perfección? Definitivamente no quiero ser perfecta. No. Y con esta torpeza tan mía, tan exclusivamente propia. Nunca sabré si mis palabras se enganchan con el acero de la noche o si buscan el punto de un atlas donde qudarse.
Colgada del aire, me tambalea el murmullo del agua. Y no soy. Convivo con aplicaciones de acento atlántico, me dejo llevar por la indiferencia del ruido en esta ciudad de piel dura que, arde en los ojos, a la que no le sienta bien la profundidad ni la trascendencia. Esta ciudad que ni conjuga los los verbos ni regala manantiales.
Los videos, las fotografías los audios, hacen eterno a cualquiera, por eso, en ocasiones, fantaseo imaginando que triunfo en saltos de altura, siento la levedad de mi cuerpo mientras alguien graba mis piruetas. Y me las creo. Ya no tengo un alma que perder ni arcadia que vigilar, Los poemas viajan solos desplegados en la arquitectura del aire que, sopla por esqueletos de extrarradio. Cadáveres insolentes de cementerios abandonados en medio de la nada.
Escribo con mi mano lo que calla mi boca, así me vengo del lobo caníbal que sólo se alimenta de mi incendio. Escribo con mi mano para debilitar todavía más la derrota. Para pertenecer al Siempre, ser espina profunda en la carne, eco en el viento, cuerpo, piel y culpa. Escribo con mi mano para no quedarme en lo negro, empujar los miedos y poner orden al caos de mi enredadera. Escribo con mi mano, para vomitar ríos de tinta, vaciarme del agua estancada ser vaivén en vuelo y sabiduría impresa en la piedra; porque quiero crecer en el desierto caminar descalza en tu silencio , celebrar la lluvia, y desordenar el lienzo de las horas. Escribo con mi mano lo que calla mi boca. Mi boca muda, sin voz ni idioma. Ni lengua, para decir lo que importa.
«Las relaciones entre las mujeres, me dije, evocando rápidamente la espléndida galería de personajes literarios femeninos, son demasiado simples. Es demasiado lo que se deja fuera, lo que no se dice. Y traté de recordar algún caso en el que se presentara a dos mujeres como amigas. Se intenta en Diana of the Crossways. Y hay confidentes, por descontado, en Racine y en las tragedias griegas. De vez en cuando son madres e hijas.Pero todos los libros, casi sin excepción, presentan a la mujer desde el punto de vista de su relación con los hombres. Era extraño pensar que los grandes personajes literarios femeninos, hasta los tiempos de Jane Austen, no sólo se mostraban a través de los ojos de los hombres sino en relación con ellos. Y eso constituye una parte muy pequeña de la vida de la mujer; y qué poco sabe un hombre incluso de esa pequeña parte, puesto que la observa a través de los cristales negros o rosados de la condición sexual. De ahí, tal vez, esa naturaleza tan peculiar de las mujeres en la literatura; los sorprendentes extremos de belleza o fealdad; la alternancia entre una bondad celestial o una depravación diabólica.»
«Una habitación propia«
Virginia Woolf
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No sé si soy buena o mala feminista, lo que si sé es que soy feminista. Otra cosa es que practique la obediencia ciega a la ortodoxia de turno. Pues bien, partiendo de aquí entiendo que la vida de una mujer es más que su relación con los hombres. En ocasiones, me da la impresión que ese «más», de alguna manera, sigue ignorado por el feminismo de hoy.
Hay situaciones y circunstancias de mujeres, que ni se mencionan en ningún debate feminista.
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