En mi familia varios cambiaron con la demencia. Aprendí en ellos la cordura que devanaba su lenguajes, me llevaban hacia un pasado fantasioso con llamas amenazantes, sus miradas perdidas y solo imaginaba las chispas en sus ojos.
Algo emocional profundo me traía el contacto y el calor en sus caras y sus manos, hasta esos momentos perdidos tras su pared de lo ido a lo más ido. Jerónimo Alayón me ha llevado hacia el más misterioso y profundo interior de mí mismo, me ha desafiado a escarbar el presente en aquellos instantes cuando intente traspasarlo hacia una imagen de ese destino de un final incierto.

Lo leo y le agradezco cada vez lo que ha publicado en EL NACIONAL
DEMENCIA, TIEMPO Y AMOR
Por Jerónimo Alayón27 de enero de 2023
Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar.
Antonio Machado
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