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AMOR DE JUGUETE

Pintura/ JULES BRETON

Hay muchas cosas que ya no existen.
Por ejemplo la enramada de los balcones.  Ya no existe.
Tampoco existe el hombre que bailaba  la noche de San Antón  alrededor de la hoguera. Bailaba una danza primitiva, racial. Un breve instante de gracia  iluminando  un cuerpo arrebatado.
De él me cautivó su gesto de sentirse perdido en el mundo, su manera de liar un cigarrillo y sus dos asteriscos subversivos iluminando la esclavitud de la  noche.  Cruzaba de puntillas la escarcha para no herir su belleza, siempre con la misma canció ausente de frío enero. Como cuando sin saberlo se intuyen  caracolas enterradas en el secano. 
Tuvo un amor  que no fue de caracolas, ni de río .Era más bien de nieves de abril de vientos de marzo. Un amor distraido, volandero,  sin pasion ni versos. Un amor en el que solo crecían ramas desnudas. Un amor de juguete .
Una tarde de otoño prematuro concluyó que, en su vida, la felicidad no hallaba  aposento, de modo que entre la estepa y los nogales abandonó el fracaso, colocó un ramo de mirtos asustados en el atril del salón y se refugió en  «El libro del buen amor». Sólo buscaba una mota de consuelo.
Fue aquella noche en la que yo me puse unos  abalorios negros en señal de luto.

Lo que ya no existe.

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LO QUE NO ES

Fotograma de la película «La gran belleza» de Paolo Sorrentino.

Cuando nos ocupa, 

lo que yo llamo alegría, 

hay campanas repicando en algún lugar de la tierra . 

En un lugar en el  que la lluvia

es suficiente para que 

la soledad resuene.

Lo que está dormido se despierta 

y un  destello de  luz trepa 

por la pared, 

tan muda, tan blanca, 

ella. 

Cuando me ocupa la alegría 

logro olvidar que fingir 

felicidad es la nueva tristeza. 

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DESPLOMAR

Fotografía bajada de la red

Nubes apelmazadas.
Un acolchado gris tapiza la bóveda celeste.
Plomo desplomándose
sobre la tierra desolada
sobre  los tilos anhelantes
sobre la tristeza simple
sobre el vagabundo que,
como un saxofón agónico,
llora  frente a un desfile de vestidos
de novia.
Hasta ayer se desplomó el sol
Todo parece dispuesto a desplomarse
Me pregunto si también se desplomará el cielo.

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…Y un ¡¡¡OLÉ!!! glorioso por mis abuelas que fueron más que reinas y nadie se enteró. Que lo sepáis.

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LA LOCURA DE ESTAR CUERDA

Lo peor de envejecer es que no se envejece» Óscar Wilde.
«No consigo incorporarme a mi verdadera edad. No entiendo cómo he llegado a esto. No atino a descubrir en qué momento de mi juventud me perdí, cómo caí en el agujero de gusanos espaciotemporal que me trajo hasta aquí. La edad es una traición del cuerpo; por dentro, como sostenía Wilde, nunca se envejece.
La niebla va bajando y todo se desdibuja mientras tu ser más íntimo, aquel yo emocional con el que te identificas, que es y será eternamente joven, se repliega poco a poco a un rincón cada vez más remoto de tu cerebro». Rosa Montero

«Definitivamente no me gusta la cordura. Imita demasiado a la muerte. Prefiero la locura. No la que se padece, sino la que se baila». Christian Bobin

Del libro «El peligro de estar cuerda» de ROSA MONTERO

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EL CALCO DE LOS DÍAS

Fotografía/Laura Makabresku

Un viernes cualquiera
extiende la claridad de la hora su eco inmenso. El eco raya la tarde y la luz. Nadie espera nada. Miles de ojos contemplan un  día que se parece al de  ayer. Ayer la tarde extendió un mismo eco, una misma claridad. Idénticos. No obstante  todos siguieron con sus útiles de cortar cañas, de vender garbanzos, de airear las sábanas  de  hacer cosas que no son lo que parecen.  Un amor pegajoso, igual que ayer, sigue enroscado, como un ciempiés , en la nuca rapada del joven bicolor. Allí duerme o agoniza. Lo ignoro.
No puedo apartar mi mirada de  ese  ciempiés que parece muerto de hastío, justo ahí, en el punto exacto en el que se hunden los barcos.

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Destaco ese «ENROSCADO» porque estaba muy mal «EN – ROSCADO»

Siento que puede haber muchas como estas. Soy muy mala en el «tecleteo».Por más que lea y relea los textos no lo veo. Despues de no sé cuántos días me he percatado del «enroscadillo» ¡¡¡Qué cruz!!!